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Rendirse no es perder

Cuando ganar es perder y perder es ganar.


¿Cómo saber cuando es momento de parar? ¿Cúal es el límite del "esfuerzo" para lograr lo que "deseamos"? Eso que decimos que deseamos es realmente así o hay escondido un ego que puja por la necesidad de reconocimiento,? O, tal vez, se encuentra enredado en necesidades que no son las reales? Ponele que ganaste...ganaste? ¿Qué? ¿A qué costo?


Foto: @lalomaproductora
Foto: @lalomaproductora

En las sesiones terapéuticas y prácticas bioenergéticas grupales solemos trabajar mucho el segmento toráxico, dónde se ubica el corazón. Esto lo hacemos porque es una zona del cuerpo que suele estar bloqueda en mayor o menor medida. Cuando el corazón está cerrado, el sentir verdadero no fluye y nos confundimos, nos enredamos en sentires ajenos, en conflictos con el pasado y nos desprendemos del presente. Nos desconectamos de lo que realmente nos pasa y, muchas veces, esto ocurre porque si paráramos para ver lo que realmete estamos sintiendo, tal vez nos sentiríamos más vulnerables de lo que quisiéramos. Incluso, tal vez sentiríamos que ya no damos más con algo, que nos duele tal o cual actitud de alguien, que estamos cansad@s de controlar tantas cosas y que, justamente por esta razón, tenemos un anhelo profundo de liberarnos, pero no sabemos como lograrlo. Y ahí aparece el miedo, la desesperación y todo el desfile de fantasías y reacciones que taponean el sentir.

El mercado se encarga de crear múltiples "falsos discursos de libertad" que se ofrecen y se venden a quienes los consumen gustosos porque, al menos por un ratito, se cree la ilusión de ser libres. Y bué! El tema es que la libertad no es algo que pueda comprarse ni consumirse, es un posicionamiento interno. El afuera puede apretar y presionar mucho a veces. A todos nos han pasado y nos pasan cosas que nos desafían en la vida, pero dependiendo de cómo nos posicionemos frente a eso que se nos "impone" como más poderoso que nosotr@s, es el grado de libertad con el que vivimos. Es importante encontrar dentro nuestro ese lugar indestructible, y eso amig@s está en el corazón enraizado, en la mente libre de control extremo y con la capacidad de ser felíz más allá de todo lo que ocurra. Cuando la fuente vital está activada,, cuando podes separarte del afuera sin excluirlo, el amor circula y nos sentimos conectad@s a la tierra, sentimos pertenencia y protección, entrega, aceptación de lo que no podemos cambiar pero no por eso pérdida. Encontrar sentido en el dolor no es una tarea fácil, pero la buena noticia es que el dolor despierta el alma, y cuando está despierta, nada de lo que pase puede destruirte. A veces, perder es ganar y ganar es perder. Asi de paradójica es la cosa.

Foto: @lalomaproductora
Foto: @lalomaproductora

Entonces, te invito a que te rindas y dejes que la vida te lleve un poco, que aloje tu cansncio, tu exceso de tensión y que puedas ver todo lo que ganás cuando dejás de pelear con la locura, con el exceso, con las perversiones, con el dolor ajeno y todas sus máscaras.

Cuando nos rendimos desde la decisión consciente de hacerlo, no lo hacemos desde el abandono y la desconexión, no fingimos demencia, no hacemos de cuenta que el dolor no duele, no excluimos a quien o lo que nos lastima, simplemente dejamos que ese dolor nos atraviese por el cuerpo entero y que siga su camino fuera de nosotros Y ahí nomás, a la vueltita, bien cerquita, está el placer, la expansión y la creatividad esperándonos para también atravesarnos el cuerpo entero.

Nos rendimos en contacto cuando soltamos la cabeza, los hombros, el atrás de nuestra espalda, exhalamos profundo y lo hacemos con los pies o los isquiones en la tierra. Por eso rendirse es también una especie de acción-decisión, no algo que perdemos, sinó algo que decidimos soltar porque es un exceso tóxico. Tampoco lo amputamos, lo exhalamos, lo despedimos, "mirándondolo de frente", para saber que es lo que estamos dejando ir. Ahora está re de moda la palabra "soltar"...ojo! A veces se confunde el dejar ir en contacto consciente, con el corte abrupto, reactivo y enojón que recciona más bien desde el miedo. Son dos cosas muy diferentes, una te hace hacer un proceso y te trae ganancia, terreno ganado, la otra te trae un loop asegurado en el futuro, una repetición camuflada de algo diferente. O sea, una pérdida sufriente de tiempo vital. Excluir, odiar, cortar sin proceso, son accioes que tienen mucho costo energético, demandan mucha energía a tu sistema y te alejan de la vida creativa.


Cuando sentimos vulnerabilidad, también tenemos la posibilidad de encontrarnos con nuestra fuerza vital, la posta, no la que deviene de la rigidés y el sacrificio. Sino la que deviene del sentir dolor y placer, de la ternura, del contacto, de la alegría, el humor y de las ideas que te entusiasman porque vienen de un corazón integrado, abierto palpitante. Incluso, la fuerza para enfrentar lo que necesitemos o para poner límites, viene de habernos enfrentado primero con nuestras propias sombras y límites desde el corazón enraizado.


Paola Antonini


 
 
 

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